El dueño del universo
 
       El dueño del universo           Salí por el halo de luz.      En el extremo de mi conciencia,      caminando por el  sendero negro      de casas abandonadas      busqué un infinito sol      que llenara mi pecho de calor.           En el pueblo de la gente      con sobrenombre de peces.           Conocí la máscara nocturna      del baile de placeres, sí así es.      Hice de aquellos personajes      elaborados con  sueños y deseos      una realidad en confusión,      terrenal, de abandono;       .      sin  embargo, me entregué de lleno,      sin temor, celebrando gozoso      con aquellos seres jocosos,      una fiesta interminable.      Elevándome en la fantasía.           Terminé riendo,  llorando      entre sábanas y lienzos ;      encontré una extraña cara      mirándome desde allá.           Ese que estaba ahí no era yo,      era otro, desencadenado,      tragando lágrimas y resentimientos,           robada por ellos la paz,      que un día había tenido,      pasando...