El dueño del universo

El dueño del universo



Salí por el halo de luz.

En el extremo de mi conciencia,

caminando por el sendero negro

de casas abandonadas

busqué un infinito sol

que llenara mi pecho de calor.



En el pueblo de la gente

con sobrenombre de peces.



Conocí la máscara nocturna

del baile de placeres, sí así es.

Hice de aquellos personajes

elaborados con sueños y deseos

una realidad en confusión,

terrenal, de abandono;

 .

sin embargo, me entregué de lleno,

sin temor, celebrando gozoso

con aquellos seres jocosos,

una fiesta interminable.

Elevándome en la fantasía.



Terminé riendo, llorando

entre sábanas y lienzos;

encontré una extraña cara

mirándome desde allá.



Ese que estaba ahí no era yo,

era otro, desencadenado,

tragando lágrimas y resentimientos,



robada por ellos la paz,

que un día había tenido,

pasando del placer, al dolor.



Engañado perdí el gusto de la vida.

en el amanecer tardío,

que traje a mi mundo

de farsa, y comedia, de la cual

no quiero acordarme.



Hubo noches en que engreído

creí ser amo del universo.

el espirituoso y la euforia,

el olvido y la soberbia, en fin,

la vanidad inabordable,



Conseguir el camino de luz

bajo los frondosos árboles

frescos y perfumados de gloria.



Ungí mis cabellos con aceite

Y acaricié la noble materia

de la creación.


Gianni Fedele Mazza














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